Como todo pueblo, el saharaui se fundamenta en la existencia de una cultura propia, que define su identidad y es resultado de un proceso histórico singular. La defensa de dicha cultura y su despliegue creativo ha sido una de las dimensiones fundamentales de la resistencia del Pueblo Saharaui durante los treinta años de conflicto. La durísima situación de excepción en que viven los saharauis no ha impedido, sino todo lo contrario, el desarrollo, en los campamentos de refugiados, de una rotunda reafirmación cultural que, lejos de cerrarse en sí misma, se abre significativamente hacia el diálogo intercultural y la utilización de medios tecnológicos del mundo global sin perder por ello la herencia cultural.
La solidaridad internacional ha apoyado este esfuerzo del Pueblo Saharaui por preservar y desarrollar su identidad cultural mediante numerosas acciones llevadas a cabo para difundir el patrimonio y la cultura popular saharaui, tanto del pasado como del presente, así como facilitar herramientas de expresión y creación para las generaciones crecidas en el exilio. También multitud de artistas, académicos e intelectuales han aportado su esfuerzo solidario en las diferentes campañas.
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